España es el país de las persianas, un elemento muy extendido en su arquitectura y menos frecuente en otros países del entorno. Para conocer la historia de estos elementos comunes en nuestro hogar primero nos vamos a detener en su etimología para saber que la palabra nos llega del latín “persa, -ae”, que en castellano podemos traducir como “procedente de Persia”. Todo comenzó allá por el siglo XVIII, momento en que estos artilugios llegaron hasta Europa introduciéndose en Venecia, de donde toman el nombre las famosas Persianas Venecianas. A pasar de esa datación, nos consta que las persianas ya se usaban en el Antiguo Egipto. Eran sistemas de cañas que vitaban la entrada de luz solar y calor en las estancias, permitiendo o obstante el paso del aire frío. Para ello se anudaban cañas y se colgaban en el marco de la ventana, lo cual traía consigo un aislamiento térmico.
Pero esa presencia de siglos no fue reafirmada hasta que fueron en Londres en 1769, aunque habría que esperar uno años, hasta 1761, para que se instalaran en la iglesia de San Pedro. Toda la historia de las persianas fue puesta a punto, mejorada y perfeccionada por Edward Bevan a cuyo nombre está la patente de la persiana veneciana, que en la actualidad es usada masivamente con su configuración de láminas horizontales. Este caballero inglés ingenió un sistema de cuerdas y poleas, a pesar de que su país de origen o Estados Unidos son dos zonas en las que la instalación de estos elementos es muy baja.
China es otra zona geográfica donde puede encontrarse el origen de las actuales persianas ya que se confeccionaban a base de cañas de bambú en una técnica similar a la referida. Hubo que esperar a que los persas le pusieran nombre tal y como hoy se las conoce. Desde sus dominios saltó el invento hasta Venecia de manera que eran exportadas a través de esta ciudad a distintos puntos de Europa.
La persiana que conocemos hoy día está conformada por cajón, guías, lamas y accionamiento. También existen modelos dotados de motor en el que el proceso de apertura y cierre se realiza de forma automática, o incluso con un mando a distancia. Existen diversos tipos de persianas, siendo las más habituales las enrollables, que se convierten en un eficaz aislamiento exterior que protege la ventana de las inclemencias meteorológicas y de la contaminación acústica. Las persianas venecianas son otro modelo muy extendido y dotado de láminas ubicadas de forma horizontal, de manera que la inclinación de las mismas se encarga de regular el paso de la luz.
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